
Hay un adagio que dice: la persona que es feliz no es la que mas tiene, sino la que menos necesita; y ante esta premisa encuentro una gran disyuntiva dentro de los parámetros de mi vida que yo grafiqué, aquellos paradigmas que frenaron mis sentimientos me están dando ahora la espalda, no me resultan como adeptos a mi innovadora ideología ... ahora tengo que reestructurar algunas de mis actitudes, un cambio no me caería nada mal (no radical, sino paulatino y mesurado según la coyuntura), que me quite la postura obnubilada que presento ante algunos de mis semejantes. Al fin y al cabo, si considero la paremia antes mencionada me doy cuenta que necesito demasiado, que necesito de mi mismo; que el pez, es pez en el agua; que el ave, es ave en el aire; y que Henrry es Henrry ... siendo él mismo.
Todos nos equivocamos, pero es hidalgo en mi reconocer y sobretodo enmendar los dislates que atenten a mi cambio ideológico que me he propuesto; con la pragmática consigna de hacer llegar mis actitudes filántropas que tanto necesitamos y que pregone en su momento (y que hasta ahora lo hago); sólo queda ser uno mismo, ser diáfano en nuestra acciones y no presentar antifaces según las circunstancias, esto último trastoca nuestra personalidad y por consiguiente la esencia del ser humano.
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Rosalina -